Nosotros los humanos, somos una maravilla. Observamos y comandamos desde las coordenadas de nuestra cabeza, desde el entrecejo, disponemos así de una de una diversidad de herramientas maravillosas que surgen de nuestro cuerpo y su creciente entrenamiento, capaz de trasladarnos, mover cosas enormes con el uso de la inteligencia y de atender y operar asuntos minúsculos con gran precisión, y todo, comandado desde nuestro entrecejo, sin tener que atender al funcionamiento específico de la mecánica del cuerpo... - que de ello, hay un sabio interno y olvidado que bien se ocupa, continuamente, sin olvidarnos.
Todo humano es una maravilla de la Vida con grandes plenitudes y oportunidades.
Sin embargo...
No todo lo que los humanos elegimos es una maravilla.
Invadidos por el miedo y la inseguridad contagiosa de la existencia en un amenazante mundo de importancias personales exageradas, donde vale más un objeto que la Vida misma, tendemos a asustarnos y a elegir en desconfianza, y todo lo que surge del miedo, resulta finalmente dañino.
Por ello debemos aprender a distinguir entre la maravilla de la Vida, que es el humano, de sus elecciones, que puede que estén muy lejos de ser una maravilla.
De este modo, evitaremos identificar la posible mala elección de quién la toma, que pese a su error, no deja de ser una maravilla.
Distinguido esto, difícilmente nos zambulliremos más ya a trompear a nadie por haber elegido algo que nos moleste.
Serenidad y aliento a usted...
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